El hilo del buen hacer
La elaboración de embutidos es la respuesta que las gentes de la montaña encontraron para atender la necesidad de prolongar la vida del alimento almacenado durante meses.
Cuando las sierras recibían los primeros copos de nieve todo se preparaba para el sacrificio del animal, el batido de la sangre con la que se elaboraban las morcillas, el churrascado de la piel y su raspado, la cuidadosa separación de cada pieza, el oreo de la carne, su picado y sazonado… todas estas labores muestran un conocimiento que se prolonga a través del tiempo y que Sole y Goíta ha hecho llegar hasta hoy.
Años 50
Sole y Goíta comienzan a elaborar sus embutidos en los años cincuenta del pasado siglo en la serrana localidad de Munilla, La Rioja. Una vez cortada y picada la carne, añadida la sal, el ajo y el pimentón, dulce o picante, la masa se dejaba macerar 24 horas y a partir de esa mezcla untuosa y firme, se procedía a embutirla.
Una vez hechos, los chorizos y salchichones se colocaban en los “altos” de la casa, el lugar más seco y aireado, donde durante la noche se abrían las ventanas para que el frío seco del invierno endureciera la carne suave y lentamente. Un rescoldo de leña de encina en badiles de latón evitaba la humedad excesiva y añadía un ligerísimo toque ahumado a los embutidos.
Nuestra llegada a la Plaza de Abastos de Logroño
Tras estos inicios, la elaboración del embutido se traslada a la Plaza de Abastos de Logroño, donde las gentes siguieron apreciando el brillo de las ristras del chorizo y de salchichón y continuaron adquiriendo este alimento para sus aperitivos, meriendas, guisos, incluso, para elaborar los “bollos preñados”, en los que introducían un pedazo de embutido entre la masa recién fermentada para cocerla en el horno. También se los fueron llevando a casa para elaborar sus patatas a las que unos pocos pedazos de chorizo alegraban y daban sustancia al plato.
Nuestras señas de identidad
Los años, el aprecio de los clientes y los cambios en la forma de forma de elaborar, motivó que cincuenta años más tarde de los inicios se pusiera en marcha una instalación capaz de llevar a cabo todo el proceso de elaboración de manera precisa, medida y manteniendo la manera de trabajar de los comienzos. Magro de cerdo escogido de la mejor calidad al que se añade tocino, sal, ajo y pimentón de la Vera, bien dulce o picante, 24 horas de oreo de la carne tras la adición de los ingredientes, embutido en tripa natural y maduración durante un mínimo de un mes y medio y hasta dos meses.
Estas han sido y continúan siendo las señas de identidad de la familia.
Los saberes de la tradición
Recogiendo los saberes de la tradición, Sole y Goíta ha continuado evolucionando para seguir proporcionando alimento y salud a las personas y para prolongar el hilo de las viejas recetas de la sierra riojana.
En la actualidad, junto a los tradicionales chorizos de pimentón dulce o picante y los salchichones, se elaboran cecinas ahumadas, lomos curados o salchichones macerados con enebro.
En ellos, las personas que los adquieran seguirán encontrando un buen complemento para aperitivo, sabrosas meriendas, ricos ingredientes para diferentes platos y también el esmero de quienes lo elaboran y la técnica y el conocimiento que han ido depurando hasta nuestros días.
Embutidos tradicionales y cecinas
Embutidos tradicionales y cecinas
7€
(por unidad)
7€
(por unidad)
9€
(sobre de 100gr)
7€
(por unidad)
Cuatro generaciones de tradición familiar
Sole y Goita es una pequeña empresa familiar dedicada a la cria, elaboración y venta de nuestras carnes.
En plena naturaleza, naturalmente.